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Países Bajos estuvo a punto de salir del euro en 2012

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, amenazó en 2012 con sacar a su país de la zona euro si Bruselas, y especialmente Alemania, seguían adelante con el proyecto para introducir más intervencionismo en las políticas nacionales a través de los denominados "contratos de reformas", que promoverían mejoras en la competitividad a cambio de fondos.

La propuesta, impulsada por la canciller alemana Angela Merkel, ha ido saltando de la agenda de un Consejo Europeo a la siguiente desde entonces. Y aunque sigue sobre la mesa, de momento sigue cogiendo polvo.

Según recuerda hoy el diario holandés De Volkskrant, estos peculiares contratos habrían ido mucho más allá de las obligaciones de política fiscal general establecidas en 1992 por el Tratado de Maastricht, y en 2012 por el Pacto Fiscal Europeo.

Los contratos de reformas establecerían así una agenda económica específica y detallada para ciertos países, dictada desde Bruselas, para hacerlos más competitivos. A cambio, y para emprender esas reformas, el estado que los firmase recibiría financiación europea.

Se trataría, en definitiva, de generalizar y sistematizar las obligaciones políticas que algunos miembros de la unión monetaria (como España) han contraído en los últimos años a cambio de financiación, aunque extendiéndolas a todos los estados miembros, y no sólo a aquellos que necesiten rescates y cuando necesiten rescates.

Agujero en la soberanía

Muchos sectores políticos en Países Bajos perciben el sistema como una interferencia excesiva de la Unión Europea, como un agujero de soberanía que introduciría aún más ineficiencias en el mercado y que supondría que el dinero de los países más dinámicos se destinaría a financiar a sus competidores menos 'trabajadores'.

Desde Bruselas se responde que el objetivo de este instrumento sería sólo el de reforzar la coordinación de políticas económicas y la vigilancia sobre los Estados miembros, con el fin de prevenir futuras crisis.

El pasado mes de diciembre, última vez que el Consejo trató el asunto, Mark Rutte reconoció que comprendía la frustración de Alemania con países como Francia e Italia, a los que se acusa de no ser lo bastante rápidos en sus programas de dinamización económica.

Rutte advirtió sin embargo de que los contratos de reformas no son el instrumento ideal, y señaló que los medios -recortar la soberanía de los parlamentos nacionales- no están en proporción con el fin: promover la competitividad.

Más euroescépticos en Holanda

El presidente permanente del Consejo, Herman van Rompuy, ha asegurado hoy en el diario holandés que se sorprendió mucho con la dureza de la oposición contra este sistema, pero ha querido quitar hierro a la amenaza del gobierno de La Haya.

"Nunca pensé que la amenaza fuera realmente una amenaza", asegura Van Rompuy, que de todas formas añade que ningún otro país europeo había llegado nunca a verbalizar una posición tan dura contra el sistema del euro.

Hasta hace poco uno de los países más europeístas -no en vano fue uno de los fundadores de las Comunidades Europeas, integrada en el Benelux-, Países Bajos se ha convertido en un nido de opositores a la unión económica y monetaria.

Entre los motivos para el ascenso de los euroescépticos los analistas destacan los rescates concedidos a varios países del sur de la zona euro como Grecia y Portugal, que muchos contribuyentes neerlandeses perciben como el resultado de una gestión basada en el despilfarro y la inyección de dinero fácil desde Bruselas.

El pasado mes el presidente del Banco Central de Países Bajos, Klaas Knot, reconocío que durante 2012 su organismo tuvo en la recámara planes de emergencia para hacer frente a una eventual caída del euro.

Fuente: El Economista

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