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El Ayuntamiento de Barcelona adquiere una moneda carolingia del siglo IX

El Ayuntamiento de Barcelona ha adquirido en una subasta una moneda carolingia emitida en la ciudad en el siglo IX, entre los años 814 y 840.

La moneda, que fue comprada por el consistorio el pasado 24 de abril en una subasta en la ciudad por 11.980 euros, será expuesta temporalmente por el Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) y posteriormente pasará a formar parte del Gabinete Numismático del MNAC, ha informado el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana.

Según ha explicado Albert Estrada, conservador del Gabinete Numismático del MNAC, la moneda es un ejemplar de dinero de plata emitido en Barcelona bajo la autoridad del emperador carolingio Luis el Piadoso, monarca que continuó las emisiones monetarias iniciadas bajo el reinado de su padre y predecesor, el emperador Carlomagno, después de la conquista de Barcelona en el año 801 por un ejército comandado por él mismo.

En el anverso de la moneda ahora adquirida aparece una cruz y a su alrededor el nombre del emperador Luis el Piadoso en latín, mientras que el reverso está ocupado por una inscripción en letras mayúsculas -una característica recuperada de la antigüedad romana- con el nombre de Barcelona escrito en tres líneas (BAR-CINO-NA).
El aspecto formal de esta pieza, de la que se conocen en el mundo nueve ejemplares, fue común a todas las emisiones de las otras cecas del imperio -Barcelona era una de las 40 ciudades emisoras-, algo que "se atribuye a que se trataba de piezas producidas por monederos itinerantes que acompañarían a las tropas".

El sucesor de Luis el Piadoso, el emperador Carlos el Calvo, fue el último monarca carolingio que hizo directamente emisiones monetarias barcelonesas, pues cedió parte del lucro de la moneda a los obispos de Barcelona y los condes de la ciudad asumieron, en la práctica, la fabricación de la moneda poniendo siempre el mismo nombre del emperador Carlos, con independencia de quien reinara. La ruptura con la monarquía franca se consumó cuando el conde Ramon Borrell (922-1017) acuñó su propio nombre en la moneda, con lo que se iniciaban las emisiones condales y después reales de Barcelona.

En opinión de Estrada, este dinero de plata es "una pieza mítica, pues de la época carolingia prácticamente no tenemos testimonios y es además una moneda difícil de encontrar, sin ejemplares conocidos en España, porque habitualmente, a la muerte del rey, se recogían las monedas y se volvían a acuñar". La moneda perteneció, ha precisado Estrada, a la importante colección numismática barcelonesa de Manuel Vidal-Quadras, pero tras su muerte en el siglo XIX, se le perdió la pista, seguramente vendida a un coleccionista extranjero.

La adquisición del dinero de Barcelona de Luis el Piadoso, "además de completar un vacío en las colecciones numismáticas públicas de la ciudad, también permite recuperar un patrimonio de la ciudad, que la vincula con la Europa de Carlomagno y sus sucesores", ha añadido Ciurana. El teniente de alcalde ha revelado que en la misma subasta "el ayuntamiento no pudo comprar por una cuestión económica otra moneda, ésta acuñada en tiempos de Carlomagno".

Otra moneda, desaparecida

En el mismo acto, el Servicio de Arqueología de Barcelona ha incluido una nueva pieza en su página web en la que invita a los ciudadanos a dar pistas sobre el paradero de una moneda desaparecida. Esta nueva pieza es, ha explicado la responsable del Servicio, Carme Miró, un dracma ibérico de Barkeno (siglo IIIaC) desaparecido durante la Guerra Civil española en 1936 y que se encontraba en el Gabinete Numismático de Barcelona, procedente de la colección Pujol i Camps.

De este dracma sólo hay noticia de dos ejemplares en el mundo, uno en el Museo de Copenhague y esta moneda de Barcelona que desapareció en 1936. Este dracma ibérico, de plata, imita los dracmas griegos como los acuñados en Emporion, y presenta en el anverso una cabeza femenina y en el reverso un caballo alado o Pegaso y la inscripción Barkeno.

En palabras de Miró, la importancia de esta moneda es que aparece por primera vez el topónimo Barcheno, origen del nombre de la ciudad seguramente y que "nos habla de una ciudad griega que aún no hemos encontrado".

lavanguardia


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